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Un año de pandemia | Análisis de redes y verificaciones ubican a gobierno de Maduro como generador de informaciones falsas

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La desinformación como un tema global, los cambios que ha sufrido la presentación y validación de la información científica, el dominio que tienen el gobierno de Maduro sobre la creación de etiquetas en redes y la generación de información falsa por parte del ministerio de Información de Venezuela fueron algunos de los puntos que trataron los expertos en el evento organizado por EsPaja.com

Por:  Valentina Gil

18-03-2021

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EsPaja.com pasó revista a este primer año de pandemia con el evento virtual Un año de pandemia, un año de desinformación, en el que expertos en la materia conversaron sobre salud, prevención de contagios, así como opacidad en el registro oficial de casos en el país. También formaron parte de la conversación las semejanzas y diferencias de la desinformación asociada a la pandemia en Venezuela con respecto al resto de la región Latinoamericana, al igual que se divulgaron datos sobre rol del oficialismo en redes sociales como impulsor de informaciones potencialmente falsas.

 

Video completo del foro organizado por EsPaja.com

El Ministerio de Comunicación el gran impulsor de cuentas falsas

Mariví Marín, politóloga y directora ejecutiva del observatorio digital ProBox, mostró algunos resultados de su informe anual. El observatorio registró 608 tendencias relacionadas al coronavirus. Sin embargo, esto apenas representa el 29% de la conversación en Twitter. Ya el país atravesaba una emergencia humanitaria compleja antes de que el virus llegara, por lo que los problemas del día a día son el tema principal en redes sociales. 

De acuerdo con la politóloga, marzo fue el mes con la mayor cantidad de tuits sobre COVID-19 (7.605.376 tweets apx.) y abril fue el mes con la mayor cantidad de tendencias vinculadas a COVID-19 (127 etiquetas). Sin embargo, a pesar del aumento de casos y fallecidos en el país, el número de tendencias fue disminuyendo. De hecho, diciembre fue el mes con menor atención digital a la pandemia, pues el foco estuvo centrado en las elecciones parlamentarias y en la Consulta Popular. Una vez llegó enero de 2021, la pandemia volvió a la conversación digital debido a la cuarentena radical. 

ProBox también determinó que el Oficialismo, específicamente el Ministerio del Poder Popular para la Comunicación y la Información (MIPPCI), fue el actor que habló más sobre el COVID-19. La Sociedad Civil ocupa el segundo lugar en cuanto a tendencias posicionadas vinculadas a la pandemia. Mientras el MIPPCI impulsaba una tendencia sobre prevenir el virus junto al pueblo, la Sociedad Civil se centraba en la protesta social y en denunciar la crisis del sistema de salud.

¿Cuánto de la conversación sobre COVID-19 fue real y cuánto fue irreal? En promedio, el 71,93% de los tuits relacionados al coronavirus provenientes del MIPPCI fueron hechos por posibles cuentas automatizadas. Es decir, cuentas falsas. Por su parte, el 74,94% de los mensajes de protesta social, realizados por Sociedad Civil, fueron publicados por posibles usuarios reales.

 

57% de las verificaciones realizadas a voceros del gobierno resultaron falsas

Por su parte, Ana Carolina Griffin, jefa de redacción de EsPaja.com, presentó datos sobre las verificaciones que se hicieron en el año de pandemia. Desde marzo de 2020 hasta marzo de este año, el equipo de EsPaja.com verificó 580 informaciones, de la cuales 135 estuvieron relacionadas al COVID-19, 20 fueron sobre las políticas del gobierno para manejar la pandemia y 425 eran sobre temas no relacionados a la epidemia de coronavirus.

Más de la mitad (57%) de la información que ha dado la administración de Maduro, y que fue verificada por EsPaja, es falsa. En cambio, el 29% fue calificado como cierto o dentro del espectro de la verdad, mientras que el 14% es discutible. Por otro lado, el 62,4% del total de informaciones verificadas sobre coronavirus resultó ser falso y el 32,6% fue calificado como verdadero o parcialmente cierto.

El mayor generador de desinformación fue el gobernante Nicolás Maduro, seguido de Delcy Rodríguez, Vicepresidenta de la República y Jorge Rodríguez, exministro de Comunicación e Información y actual presidente de la Asamblea Nacional.

Los problema cotidianos se han impuesto por encima de la emergencia sanitaria. Solo el 30% de lo verificado está relacionado con la enfermedad y la cuarentena, cuando en mayo de 2020 dominaba el 50% de las verificaciones. Además, el COVID-19 ocupa el quinto lugar en la lista de notas más vistas. 

En lo que respecta a los anuncios gubernamentales, la periodista Ana Carolina Griffin resaltó que, a diferencia de otros países, en Venezuela la vocería sobre la pandemia no recae en el Dr. Carlos Alvarado González, ministro de Salud, sino en la vicepresidenta Delcy Rodríguez, Jorge Rodríguez, presidente de la Asamblea Nacional, y en el mandatario Nicolás Maduro, quien protagonizó la mayoría de los fact-checking hechos por EsPaja.com

 

Información científica en tiempos de COVID-19

Durante el encuentro virtual, Julio Castro, médico infectólogo y miembro de la Sociedad Venezolana de Infectología, hizo una breve exposición sobre la difusión de la información científica en tiempos de pandemia. El galeno explicó que la mayoría de los especialistas en salud accede a la información a través de las publicaciones en revistas científicas.

Las investigaciones deben pasar por un estricto proceso de revisión de pares y evaluaciones técnicas antes de ser publicadas. Este proceso, según Castro, tarda de cuatro a seis meses en promedio. Sin embargo, debido a la pandemia de COVID-19, las revistas decidieron acortar los tiempos de publicación. Algunos trabajos no pasan por la revisión de pares, por lo que la calidad de los contenidos disminuye.

También la mayoría de los científicos publican en redes sociales las pre-publicaciones, ante la urgencia y limitaciones de tiempo. Más allá de las fallas metodológicas que pueda tener el trabajo, este tipo de información es manipulable. Por ello, Castro señaló que es necesario contar con periodistas especializados en ciencia para traducir la información de las investigaciones, de manera que llegue de forma correcta al ciudadano común, sin intereses particulares de por medio.

 "Para mí, el balance ha sido más positivo que negativo, pero seguimos con la responsabilidad de tratar de mantener que ese balance se mantenga así y que estos movimientos paracientíficos, que tienen sus propios intereses, no vayan a desvirtuar el conocimiento", comentó Castro.

 

La desinformación no tiene fronteras

Por último, Olivia Sohr, directora de Impacto y nuevas iniciativas de Chequeado (Argentina) y coordinadora de la alianza LatamChequea, habló sobre el trabajo de la red de verificadores de la región en este primer año de pandemia. "La desinformación no tiene fronteras. Muchas veces las desinformaciones son las mismas que circulan en un país y en otro. En tiempos normales, los temas y la agenda de cada país suele ser bastante distinta, pero cuando empezó la pandemia, lo que empezamos a ver es que las desinformaciones eran muy parecidas entre un país y en otro", explicó.

A principios de la pandemia, en distintos países de América Latina circularon rumores sobre el origen del virus, que supuestamente había sido creado en un laboratorio. También se viralizaron los tratamientos preventivos caseros que variaban según la región en la que se viralizaban. Asimismo, fue tendencia el uso de dióxido de cloro para prevenir el coronavirus, especialmente en Argentina, donde falleció una persona por esta desinformación. 

Con el pasar del tiempo, la agenda se fue dispersando y las desinformaciones en la región empezaron a nutrirse más de la política local, adaptándose al contexto de cada país. Pero con la llegada de la vacuna, empezó una nueva tendencia. Según la base de datos de LatamChequea, hubo más de 250 verificaciones relacionadas con las vacunas a lo largo de este año de pandemia. El poder de las vacunas para modificar genéticamente el ADN humano y los supuestos efectos secundarios han sido las más virales.

"Es lo que más nos preocupa en este momento, porque necesitamos no generar desconfianza hacia las vacunas para salir de la pandemia. Pero también nos preocupa por los efectos que podría tener a futuro sobre el resto de las vacunas. América Latina es una región en la que históricamente no ha habido una gran desconfianza hacia las vacunas, como sí puede pasar en Estados Unidos o en algunos países de Europa, donde los niveles son mayores. En América Latina, hasta los momentos, no se registraba, y el miedo es que las desinformaciones hacia la vacuna de COVID-19 terminen afectando la confianza que tenemos en otras vacunas", aseguró Sohr. 

Igualmente, Olivia Sohr destacó la importancia de la colaboración, no solamente entre chequeadores, sino también entre periodistas, organizaciones y especialistas, para ofrecerle información confiable y verificada a las audiencias. "Si trabajamos en conjunto, creo que podemos multiplicar nuestros esfuerzos. La desinformación se genera muy rápido. Circula súper rápido y se viraliza mucho. Necesitamos todos estar lo más juntos posibles en esto para contrarrestrarla y hacer que no llegue tan lejos". 

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Desinformación en pandemia