El comisionado de la Secretaría General de la Organización de Estados Americanos (OEA), David Smolansky, informó el martes 30 de agosto que Venezuela tiene el grupo de migrantes y refugiados más grande del mundo, con 6.8 millones de personas.
La Plataforma de Coordinación Interagencial para Refugiados y Migrantes de Venezuela (R4V) estima que alrededor de 6.805.209 de venezolanos han abandonado el país, de los cuales 5.745.664 se encuentran en países de Latinoamérica y el Caribe.
Otras organizaciones como el Observatorio de la Diáspora Venezolana, una iniciativa del Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales de la Universidad Católica Andrés Bello (IIES-UCAB), considera que la cifra de migrantes venezolanos es incluso superior a la confirmada por la ONU: en sus informes se habla de 7.350.000 venezolanos fuera.
Para cuando Smolansky reveló los datos, la diáspora venezolana se equiparaba a la ucraniana, calculada en 6.8 millones de migrantes y refugiados, según el registro de las Naciones Unidas del 23 de agosto de 2022. Sin embargo, la plataforma de datos fue actualizada el martes 30 de agosto y ahora el éxodo ucraniano supera al venezolano, con 7.007.381 de personas. En cambio, nuestra crisis migratoria es superior a la de Siria (5.6 millones), Afganistán (2.7 millones) y Sudán del Sur (2.3 millones).
A diferencia de los países mencionados, Venezuela no enfrenta una guerra ni una catástrofe natural que obligue a sus ciudadanos a salir del país. La violencia, la inseguridad, las circunstancias políticas y socioeconómicas, más la falta de alimentos, medicinas y servicios esenciales son las razones detrás de la diáspora. 2018 fue el año en el que se registró el mayor movimiento de refugiados, con casi tres millones de personas que abandonaron el país en ese momento. Hoy en día, unos 1.000 venezolanos salen diariamente a buscar una mejor vida en otras latitudes.
"La población venezolana sigue saliendo del país, y nada parece sugerir que estas salidas se detendrán pronto. Quienes dejan el país se encuentran en situación de vulnerabilidad y cuentan con muy pocos recursos. De hecho, muchas personas refugiadas y migrantes de Venezuela se encuentran en situación de pobreza y hacen lo posible por sobrevivir. La pandemia de COVID-19 agravó circunstancias que ya eran difíciles, lo cual ha acentuado la pobreza para la población venezolana. Muchas familias se han visto obligadas a reducir su consumo de alimentos y han adquirido deudas para poder subsistir. Además, corren el riesgo de ser desalojadas o explotadas y se enfrentan a riesgos de protección", advierte Acnur.
Sin embargo, en marzo de este año, miembros de la Misión Internacional Independiente de Determinación de los Hechos de la ONU sobre Venezuela expresaron su preocupación por un posible "adormecimiento" ante la crisis venezolana.
