"Se han iniciado de manera victoriosa las clases en el sistema universitario de Venezuela con un récord de estudiantes universitarios, un récord total, aquí lo tenemos: 2.829.520 estudiantes", dijo el gobernante Nicolás Maduro el 8 de octubre de 2019 en un acto en el Palacio de Miraflores. La declaración fue replicada en el principal titular de portada del diario Últimas Noticias del día siguiente.
¿Récord con respecto a qué? Si tomamos como referencia al portal de estadísticas Aneki y diéramos por cierta la cifra de Maduro, Venezuela se ubicaría como el quinto país con mayor matrícula universitaria del mundo, solo detrás de Estados Unidos, India, Japón y China. A pesar de que no está entre las 40 naciones más pobladas.
Si tomamos como referencia la cifra oficial que dio el propio Maduro un año antes (y que, sospechosamente, también terminaba en 520), el presunto récord nacional se habría establecido en el año escolar 2018-2019: un total de 2.853.520 estudiantes universitarios. Es decir, en 2019 hubo un decrecimiento de exactamente 24.000 alumnos, por lo que es imposible que se rompiera un récord.
Apartando el uso impreciso de la palabra "récord", la data oficial suministrada por el régimen de Maduro estos dos años es altamente improbable: implicaría un crecimiento de 263% con respecto a la matrícula universitaria de 2001. Según un estudio publicado por el portal Prodavinci, la inmensa mayoría de los emigrantes venezolanos (63,8%) son jóvenes de entre 18 y 34 años. La Conferencia de Provinciales en América Latina y el Caribe (CPAL) , por su parte, calcula que 73,6% de los que se han marchado de Venezuela tienen entre 20 y 36 años, es decir, la edad más probable para que alguien esté sentado en un aula universitaria.
"La cifra de matrícula que suministra Maduro es una burla. No se trata de de contar pupitres o de hacer una lista de beneficiarios de misiones, sino de evaluar quiénes están ingresando realmente al conocimiento. ¿Cuántos de esos alumnos están desarrollándose dentro de una verdadera experiencia universitaria que les permita disentir, debatir y discutir?", desconfía Amalio Belmonte, secretario académico de la UCV. "Tampoco se está tomando en cuenta la elevada tasa de deserción", agrega Belmonte: solo entre 2016 y 2017, la "casa que vence la sombra", principal casa de estudios superiores del país, bajó de aproximadamente 47.000 estudiantes de pregrado a 32.000 (reducción de 29,1%).
En abril de 2018, la USB (Caracas) calculó una deserción total de 46% en los siete años previos. LUZ (Maracaibo) cayó de aproximadamente 60.000 estudiantes en 2015 a 45.000 en 2018, según su vicerrectora académica, y es probable que el descenso haya sido mucho mayor en 2019 con el colapso de los servicios públicos en Zulia (extraoficialmente, una reducción cercana a 50%).
La verdad en un agujero negro
Lamentablemente, el propio Belmonte reconoce a EsPaja que, desde la academia, es difícil ofrecer una cifra aproximada y más realista de matrícula universitaria que se pueda contrastar con la data oficial: "Las estadísticas no escapan a las enormes dificultades económicas que están atravesando las universidades públicas para mantener un funcionamiento mínimo y no hemos podido procesar la información de alumnos inscritos en 2019".
La Encuesta sobre Condiciones de Vida (Encovi), un esfuerzo conjunto de la UCV, la USB y la privada UCAB para llenar el incumplimiento del derecho a la información, calculó que 1,6 millones de venezolanos de entre 18 y 24 años tenían acceso a la educación en 2017, una pista para llegar a un posible número de estudiantes de universidades. Sin embargo, los resultados completos de la Encovi 2018 nunca se divulgaron.
¿Cómo obtiene el oficialismo sus cifras de estudiantes universitarios? "La última vez que el Poder Ejecutivo entregó una memoria y cuenta ante la Asamblea Nacional como lo establece la Constitución, en enero de 2016, la matrícula universitaria privada y pública se fijó en 2.622.013 estudiantes. De ese número, calculé que aproximadamente 1.400.000 (más de 50%) engrosaban la matrícula PNF (Programas Nacionales de Formación), es decir, la nómina de universidades y aldeas bolivarianas creadas por el chavismo desde 2003, así como los inscritos en la Misión Sucre, por lo que es dudoso que puedan considerarse auténticos estudiantes universitarios", indica a EsPaja el investigador Robert Rodríguez, directivo de la asociación de profesores de la Universidad Pedagógica Experimental Libertador.
Agrega Rodríguez: "La gran mayoría de la matrícula PNF no cursa programas aprobados por el Consejo Nacional de Universidades y lo más probable es que esa data jamás haya sido depurada luego de las deserciones por emigración, deficiencia de servicios públicos como el transporte y motivos económicos".