Un cartel con caracteres chinos y otros del alfabeto latino. El nombre del parque nacional Canaima ha sido cambiado a Kam Nai Ma. "Propiedad privada", se lee en español. Al fondo, la emblemática mole del Auyantepui con el hilacho de la catarata más alta del mundo, el Salto Ángel. Si traducimos los caracteres chinos usando una web de reconocimiento de imágenes, en la parte de arriba dice "leñador". Y en la parte de abajo, "Compañía Mi Arroz".

¿Es esta imagen —que circula en diciembre de 2021 en chats de WhatsApp— una prueba de la amenazante incursión de China, potencia aliada del gobierno Nicolás Maduro, incluso en los lugares más sagrados y simbólicos para los venezolanos?

Hay mentiras que son "viejas, viejas, viejas", pero "buenas, buenas, buenas" —en cuanto a su recurrente poder de persuasión—, podríamos decir parafraseando al actor Miguel Ángel Landa en el desaparecido programa de humor Bienvenidos. Es falso que esta imagen (que circula cada cierto tiempo en redes) sea una prueba de una presunta "invasión china" o de la cesión de un área protegida a una potencia extranjera por parte del gobierno de Maduro.

En realidad, todo se origina en un texto del portal satírico El Chigüire Bipolar —con su respectiva ilustración, un montaje— publicado el 9 de junio de 2011, con el títular: Gobierno venderá Canaima para pagar nueva deuda. 

No hay necesidad de un "invasión china" para que el parque nacional Canaima —patrimonio mundial de la humanidad desde 1994— se encuentre en grave peligro por amenazas como la minería ilegal (investigación de Prodavinci) o los incendios forestales.

La desinformación refuerza las creencias y confirma con mentiras los prejuicios de la gente, señala un artículo de la BBC. Es cierto que, desde el gobierno de Hugo Chávez, las multimillonarias inversiones de China en Venezuela han derivado en negocios signados por la opacidad (investigación de Armando Info), lo que también ha comprometido recursos naturales y petróleo. Es falso que este montaje sea una prueba de ello. Mucho menos de que las inmediaciones del Salto Ángel hayan sido cedidas como "propiedad privada". 

Algunos ejemplos del impacto que ha tenido lo que no es más que un chiste gráfico de El Chigüire Bipolar: numerosos retuits de una imagen que despierta indignación —fuego sobre la paja seca en las redes sociales—, en ocasiones replicada por voceros influyentes en la opinión pública: