¿Escuelas suecas dan marcha atrás en el uso de pantallas y vuelven a los libros de texto? Este titular se repite en algunos medios y portales informativos de Europa, y otros dan cuenta –con otros títulos– de la paralización del plan de educación digital que la Agencia Nacional de Educación Escolar presentó en 2022. La información es cierta.

¿De qué se trata? La página web de la estatal Radio Francia Internacional señala que la ministra de Educación, Lotta Edholm, echó por tierra la propuesta el 15 de mayo de 2023. Ya en diciembre de 2022, recuerda, Edholm indicó que el uso de esa tecnología en las escuelas era un experimento y que la digitalización dejaba de lado a los libros de texto que "tienen ventajas que ninguna tableta puede sustituir".

La decisión fue tomada tras conocerse en mayo los resultados del Estudio Internacional para el Progreso de la Comprensión Lectora (PIRLS) 2021, en el que Suecia obtuvo un nivel intermedio con 544 puntos, una caída de 11 puntos en comparación con la edición anterior (2016).

“Tenemos una crisis de lectura en las escuelas suecas. Corremos el riesgo de ver una generación de analfabetos funcionales”, dijo la ministra en una rueda de prensa, en la que asoció el retroceso en la comprensión lectora con el avance de las pantallas, reseña el sitio argentino Inforbae.

La respuesta de parte del gobierno sueco al informe fue cancelar el plan de digitalización en las escuelas y anunciar una inversión de 60 millones de euros durante 2023 y de 44 millones anuales en 2024 y 2025.

Cada cinco años la Asociación Internacional para la Evaluación del Logro Educativo (AIE) evalúa la comprensión lectora y tendencias de aprendizaje de alrededor de 400.000 niños de 4° grado en 57 países y los resultados se dan a conocer en el Informe PIRLS, detalla el portal español Newtral.

La medida adoptada por la ministra Edholm ha generado un amplio debate sobre la digitalización de la enseñanza. En consultas hechas a docentes por Radio Francia Internacional, el director de una guardería al sur de Estocolmo señaló: "Sabemos qué hacer con las pantallas, pero los padres están preocupados porque piensan que las usamos como en casa: para ver películas, vídeos de YouTube... Eso es consumo pasivo, pero aquí queremos que produzcan cosas con ellas".

Fabio Tarasow, coordinador académico del Proyecto Educación y Nuevas Tecnologías (PENT) de Flacso, abordado por Infobae, indicó: "Más allá de la carga política que se le quiera agregar por las características de la política sueca, la cuestión es pedagógica y no tecnológica (...)  “Podemos favorecer la comprensión lectora y el pensamiento crítico sea con libros o con pantallas, o podemos estimular un aprendizaje memorístico, fáctico e inútil, sea con pantallas o con libros. Lo que cuenta es la propuesta didáctica, qué actividades tienen que hacer los alumnos a partir de la información, qué problemas van a resolver, cómo van a procesar y transformar la información en conocimiento”.

“Las pantallas no son un sustituto de libro. La lectura de redes sociales o de textos en pantallas brillantes resulta tediosa pasado cierto umbral de tiempo, cansa los ojos y la atención. Es difícil cultivar buenos hábitos de lectura en la sociedad de la inteligencia artificial”,  comentó para Infobae, Alejandro Artopoulos, quien rechazó la oposición entre dispositivos digitales y libros impresos.

¿Los dos métodos son excluyentes? La respuesta es no. Newtral conversó con par de doctores en psicología, quienes coincidieron en señalar la importancia de combinar el tradicional con el tecnológico y de que "los alumnos reciban una correcta enseñanza sobre cómo utilizar estas tecnologías para evitar adicciones y protegerse de los posibles peligros de ellas".

En caso que de Suecia abandone por completo el uso de tecnología en los salones de clase, habrá que esperar los resultados del PIRLS 2026 para conocer si el país nórdico alzanzará una mejor posición en comprensión lectora con la reintroducción de los libros de texto en la enseñanza.