Una realidad paralela. El viernes 22 de enero de 2021 —a pesar de los avances con vacunas aprobadas para uso de emergencia—, se registró un nuevo récord diario de muertes por COVID-19 (16.288 en todo el mundo), según las cifras de la OMS, mientras la propagación de la llamada "variante británica" del virus, aparentemente más contagiosa, despierta preocupación global. En Venezuela, apenas dos días después, el gobernante Nicolás Maduro dijo que posee una medicina que "neutraliza 100%" el coronavirus", algo que no ha conseguido ninguna nación o laboratorio del planeta a 10 meses de la declaración oficial de pandemia.

Algunos medios internacionales se refirieron al Carvativir (presunta denominación farmacéutica de las "gotas milagrosas de José Gregorio Hernández") como un ejemplo de realismo mágico. 

La declaración textual de Maduro del 24 de enero de 2021 es para escucharla varias veces y frotarse los ojos: "Habiendo recibido el permiso sanitario oficial del país, puedo presentar la medicina que neutraliza 100% el coronavirus, el Carvativir, mejor conocido como las goticas milagrosas de José Gregorio Hernández. Ha pasado por un período de nueve meses de estudio, de experimentación, aplicación clínica en enfermos, y en enfermos muy graves. Gente que estaba entubada y los recuperamos (...). Hicimos experimentos masivos con todos los pacientes que estaban en el Poliedro de Caracas (empleado como centro de confinamiento desde julio de 2020) y en el hospital de Coche. 10 goticas debajo de la lengua cada cuatro horas y el milagro se hace, se hace. Es un poderoso antiviral, made in Venezuela". 

Lamentablemente, si estos "experimentos masivos" —según Maduro— se han efectuado con resultados exitosos con pacientes reales de COVID-19, no hay evidencia pública de ello en ninguna fuente oficial o científica hasta el 25 de enero de 2021. Que a enfermos de la pandemia se les haya aplicado un tratamiento experimental supuestamente más efectivo que cualquier vacuna desarrollada hasta la fecha, sin que se les haya notificado expresamente de ello y de sus posibles consecuencias, constituiría una violación de las normas de bioética, como denunció el ex ministro de sanidad José Felix Oletta en una nota anterior.

¿Hubo grupos de control?

Estos resultados deberían estar acompañados, por ejemplo de pruebas con placebos (elementos inocuos aplicados como falsos medicamentos), como elemento de control para verificar sI los pacientes del Poliedro o Coche pudieron haberse curado por otro motivo distinto a las "goticas milagrosas". 95% de los pacientes con síntomas leves sobreviven naturalmente al coronavirus sin que esto responda a un tratamiento específico: investigación previa de Crónica Uno sobre presuntos brebajes mágicos en pandemia.

Lamentablemente, tampoco hay espacio en medicina para "milagros", definidos por el papa católico como "signos que invitan a la fe como respuesta". Un científico no puede descartar que un milagro exista, pero los milagros —como bien dice el papa Francisco— pertenecen al ámbito de la fe personal, separado de la ciencia experimental. No es válido aplicar métodos científicos a hipótesis que no científicas.

Timol, presunto principio activo

No es, ni mucho menos, la primera vez que Maduro hace mención a presuntas sanaciones para COVID-19 que no aparecen en ninguna publicación científica o que no recomienda la medicina experimental en algún lugar del planeta. Por la lista —incluso en EsPaja.com— han pasado el malojillo, el antídoto del pseudocientífico Sirio Quintero que incluye esa hierba, la terapia de ozono y la denominada molécula DR10.

La primera mención específica a las "gotas de José Gregorio Hernández" por parte de Maduro ocurrió el 14 de octubre de 2020: “Las gotitas milagrosas van directo para que te las tomes con fe. El cuerpo te queda fino, te elimina la COVID-19”, dijo entonces, aunque inicialemente asomó que la efectividad del ¿medicamento? era de solo de 66%. Casualmente, el 26 de octubre de 2020 era la fecha para la que se había anunciado la exhumación del doctor Hernández, nuevo beato de la iglesia católica. Por decirlo de una manera: quien mencionaba a José Gregorio Hernández en octubre de 2020, tenía oportunidad de ingresar al trending topic de las redes sociales. 

En Internet hay un papel de trabajo subido en septiembre de 2020 por Raul Ojeda Rondón —no reconocido como médico venezolano— y que se titula "Eficacia antiviral y mecanismo de acción del compuesto isotimol recombinado bajo la marca comercial denominada Carvativir contra el agente SARS-CoV-2". Es, efectivamente, el mismo "medicamento" mostrado por Nicolás Maduro en televisión. Sin embargo, el presunto "estudio" abunda en informaciones genéricas de dudoso respaldo y carece de resultados clínicos detallados. 

Extracto del documento atribuido a Raúl Ojeda Rondón, que no es médico ni tiene una trayectoria pública reconocida como científico

¿Qué es el timol o isotimol (conocido en inglés como thymol)? Es un principio que se extrae de la planta Thymus vulgaris, no otra que el popular tomillo que casi todos tenemos en nuestras cocinas como condimento. Es cierto que el timol es mencionado por la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos, pero solo como antiséptico, antibacterial y fungicida, que eventualmente puede ser usado como desinfectante en superficies externas, pero no para matar un virus que se reproduce dentro de una persona.

La Agencia de Protección del Ambiente de EEUU, que también incluye el Timol o Thymol en una lista de desinfectantes útiles en pandemia, no puede ser más específica acerca del timol: "Este producto es para uso en superficies, no en humanos".

"El único estudio que se tiene contra COVID-19 (con timol o isotimol) es una simulación por computadora en Algeria", advirtió en Twitter el doctor Alejandro Crespo Freytes, presidente de la Sociedad Venezolana de Pediatría, un día después de la presentación en sociedad por Maduro del Carvativir.

Resultado

Es deseable y no puede descartarse 100% que el Carvativir —presunta denominación farmacológica de unas gotas milagrosas— sea el medicamento venezolano que salve a toda la humanidad de una pandemia. Sin embargo, al menos hasta el 25 de enero de 2021, no hay evidencia científica ni clínica que respalde el anuncio de Maduro. La ciencia no puede descartar que los milagros existan, pero estos pertenecen al ámbito de la fe, separado de la experimentación verificable. 

Como conclusión, resultan elocuentes las palabras del doctor Alejandro Crespo: "Conducir las políticas públicas en salud de un país, en medio de una situación tan delicada, no puede basarse en el desconocimiento y la promoción de curas milagrosas sin ninguna base. No hay solución mágica. Hay que usar mascarillas, lavarse las manos, mantener distancia y vacunar" (25 de enero de 2021). Hasta esa fecha, no se ha anunciado en Venezuela un plan concreto de vacunación contra COVID-19.