¿Qué hizo que Venezuela pasara de potencia petrolera a una especie de hormiguero destruido que ha generado una de las mayores migraciones del siglo XXI? Parece requerirse una explicación compleja, que desborda un video de 94 segundos en Twitter, pero Francisco Torrealba —ministro de Trabajo de Nicolás Maduro desde mayo de 2022— la redujo a un factor. La declaración internacional de Torrealba que publicó el Ministerio de Información (20/09/2022):
"En los últimos años se ha registrado un incremento de los flujos migratorios desde nuestro país (...) se trata de un proceso migratorio atípico, extraordinario, inducido y de índole económica, resultado directo de una política de agresión a partir de la criminal imposición de ilegales medidas coercitivas"
Contexto: uno de los eventos que celebra la ONU en septiembre de 2022, tanto en su sede de Nueva York como en Ginebra (Suiza). En específico: una reunión de Torrealba en Ginebra con el Comité de Protección de Derechos de Todos los Trabajadores Migratorios y sus Familiares de la ONU.
Analicemos la declaración de Torrealba: la crisis migratoria de Venezuela se trata de un proceso "inducido y de índole económica", que ha ocurrido como "resultado directo de una política de agresión" (sanciones internacionales contra el gobierno de Maduro). Aquí podemos desgajar varios aspectos:
- El cronológico: ¿la crisis migratoria ocurrió solo después de la aplicación de sanciones contra Venezuela?
- El cualitativo: ¿la crisis migratoria es solo el "resultado directo" de esas sanciones? ¿Es solo un proceso de índole económica?
La declaración de Francisco Torrealba es falsa. La crisis migratoria venezolana es un proceso multifactorial, que no puede reducirse solo a la aplicación de sanciones externas, y comenzó antes de la aplicación más estricta de estas últimas. Aunque esto es mucho más difícil de cuantificar, no puede reducirse solo a un proceso de índole económica.
Lo cronológico: la diáspora empezó antes de 2017
Las principales sanciones internacionales contra el gobierno de Maduro —especialmente por por parte de EEUU— comienzan en agosto de 2017 (verificación previa de EsPaja.com, 14/02/2022) y no cayeron como sorpresas de una piñata.
Tuvieron su origen en eventos específicos: el desconocimiento del Poder Legislativo legítimo (por ejemplo, a través de la imposición de una constituyente) y la reelección de Maduro en 2018, que fue considerada ilegítima por la mayoría de esa Asamblea Nacional. Podemos cuestionar la efectividad de esas sanciones o la autoridad de potencias extranjeras para imponerlas, pero los hechos están allí.
Aunque la migración venezolana se empieza a contar en millones especialmente desde 2018 (monitoreo de ACNUR), ya en 2016 se hablaba de crisis migratoria venezolana. Lo podemos comprobar en este artículo de CNN en Español (13/07/2017), donde se lee:
Según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), para el 2015 habían salido de Venezuela 606.281 personas, mientras que el Banco Mundial sitúa esta cifra en 655.400 a través de su iniciativa Knomad.
A su vez, en un comunicado conjunto emitido el pasado 20 de junio (de 2017) por la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), se asegura que se ha presentado un aumento del 8.828% en el número de solicitudes de asilo por parte de venezolanos. Mientras en el 2012, según la misma ACNUR, 505 venezolanos habían aplicado a esta figura, en el 2016 este número llegó a los 34.200.
Si queremos recurrir a un indicador mucho menos riguroso —aunque con un notable impacto en nuestro imaginario colectivo—, la frase "Me iría demasiado" emergió de un documental difundido en 2012.
Pincha para ver el documental Caracas, ciudad de despedidas, difundido en 2012, que pudiera tomarse como registro de una crisis migratoria en pequeña escala
Lo cuantitativo: muchos factores, y no solo externos
Las sanciones aplicadas desde 2017 han soltado ciertamente un látigo sobre el gobierno de Maduro, y también sobre los ciudadanos que viven en Venezuela durante su gobierno. Eso lo indican hasta fuentes independientes: «El informe sobre el impacto de las sanciones de la ONG Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA, por sus siglas en inglés) (...) calculó que las sanciones estadounidenses causaron la pérdida de entre 17.000 millones y 31.000 millones de dólares en ingresos para el Estado venezolano entre 2017 y 2020». Ya lo dijimos en EsPaja.com.
Pero no se trata solo de que una especie de nave invasora alienígena atacó a Venezuela desde el espacio exterior y provocó un colapso económico.
Aunque no es posible preguntar a 6,8 millones de venezolanos (ACNUR) qué les llevó a salir —también es un misterio cuántos han regresado, determinó EsPaja.com esta semana—, no pueden despreciarse otros factores:
- La violación sistemática de libertades políticas y de derechos humanos por parte del Estado (investigados desde 2019 por una Misión Independiente de la ONU, con resultados concluyentes)
- O la crisis del sistema de salud presuntamente gratuito y de calidad. Junto con la desaparición de un sistema de seguridad social
- La aplicación de políticas económicas fallidas por parte del propio gobierno de Maduro, desde antes de las sanciones de 2017
- El colapso de servicios públicos, y la corrupción y el despilfarro de recursos (vea la herramienta Corruptómetro) que se podrían haber empleado para mejorar esos servicios
«La evolución de los indicadores en todos estos ámbitos (crisis institucional, política, económica, social y ambiental), en un período de tiempo previo a las sanciones, revela la gestación de una crisis multifactorial provocada por la gestión pública cleptocrática, ineficiente y autoritaria de Venezuela». La conclusión es del informe Sanciones internacionales ¿Origen o fin de la crisis? de la ONG Transparencia Venezuela (2020).
Resultado
La declaración de Torrealba en un evento de la ONU en Ginebra es falsa. El presuntamente "inducido" (sic) proceso migratorio de Venezuela no es solo "resultado directo de una política de agresión". Obedece a una crisis mutifactorial y a una emergencia humanitaria compleja, cuyos orígenes podemos rastrear antes de la aplicación de sanciones internacionales severas. Y no provienen solamente de un agente agresor que nos atacó desde afuera.